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El último Samurai [Videograbación] = The last Samurai/ dirección Edward Zwick ; producción Warner Bros Pictures ; guión John Logan, Edward Zwick, Marshall Herskovitz ; reparto Tom Cruise, Timothy Spall, Ken Watanabe, Billy Connolly, Tony Goldwyn, Shichinosuke Nakamura, Shin Koyamada

Detalles de publicación: Estados Unidos de América : Descripción: 1 vídeo VHS (144 min.) : son., colTema(s): Clasificación CDD:
  • CINE-EU 00243
Resumen: El capitán Nathan Algren es un hombre a la deriva, atormentado por los remordimientos de las batallas contra los indios norteamericanos. Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria, pero, en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión Estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra en ninguna parte.Recibe la oferta de marchar a Japón para entrenar al inexperto ejército. Se trata de un país en plena restauración Meiji, liderado por un Emperador joven que desea que su país se modernice, influenciado por algunos de sus consejeros, más interesados en el enriquecimiento personal que en el nacional, entre ellos Omura. Uno de sus antiguos maestros y consejeros, el samurai Katsumoto, ha decidido levantarse en armas contra esta súbita revolución cultural, a la que considera negativa para el país y la gente que ama. Contra este antiguo linaje de guerreros, los venerados samurais, que dedicaron sus vidas a servir al Emperador, ha de preparar Algren al ejército, porque a pesar de luchar a la manera tradicional, con espadas y arcos, su valentía y arrojo los convierten en serios oponente frente a las armas de fuego. Algren recibe la orden de marchar contra los enemigos, a pesar de la falta de entrenamiento de las tropas, y de su propia oposición a ello. Durante el primer encontronazo de ambos bandos, Algren se ve rodeado finalmente por un grupo de samurais, a uno de los cuales, Hirotaro, mata en el transcurso del combate. Katsumoto, viendo su valentía, decide mantenerle con vida y llevarle preso a la aldea en las montañas donde vive con su gente. Su intención es mantener al occidental allí para aprender del que es su nuevo enemigo, al menos mientras el invierno y sus nieves le impidan abandonar el pueblo. Algren empieza a vivir con la familia de Hirotaro, su mujer, Taka, y sus dos hijos pequeños. Cuando descubre que ella es la mujer del que mató, empieza a aprender la lengua japonesa para poder expresarle su arrepentimiento. Además, empieza a adiestrarse en la espada junto a los samurais, que finalmente han de reconocer la destreza adquirida. Poco a poco, Algren empieza a comprender a esa gente que él consideraba salvajes, sus motivaciones y su modo de vida, y descubre que ha encontrado allí la paz interior para olvidar sus penas pasadas. Las conversaciones con Katsumoto pasan también de un diálogo de captor a prisionero, a otro entre camaradas, y el capitán norteamericano acaba por unirse al samurai en su lucha. Con la primavera llega una misiva del Emperador instando a Katsumoto a comparecer ante él en palacio. Aunque él intenta hacer entrar en razón a su antiguo alumno, las presiones de los demás consejeros evitan un cambio en la política: el Emperador sabe que se expone a un golpe de estado si se opone a los ricos asesores como Omura. Katsumoto es retenido, pero la intervención nocturna de Algren y los otros samurais consigue liberar al rebelde, al precio de la vida de, entre otros, su hijo. Ahora que la situación ha empeorado, la batalla es ineludible, y los samurais se preparan para luchar en campo abierto contra un ejército mejor preparado que la vez anterior, y equipado con los más modernos cañones y ametralladoras. Algren recibe la armadura de Hirotaro, y una katana con la inscripción Pertenezco al guerrero en que se unen lo antiguo y lo nuevo. A pesar de que el bando de los samurais prepara cuidadosamente su estrategia, y consigue acabar con muchos soldados, como era de esperar la artillería importada hace gran mella en sus filas. Finalmente, sólo unos pocos de ellos quedan en pie, y se lanzan contra los cañones y ametralladoras en un último ataque con el que acabar gloriosamente sus vidas, conservando su honor. Todos son abatidos, y gravemente heridos Algren y Katsumoto se despiden, acabando el japonés con su vida mediante el seppuku, con que puede tener una muerte honrosa ahora que ha perdido la batalla. Nathan Algren se convierte así, de forma simbólica, en El último Samurai. Tras recuperarse de sus heridas, Algren se presenta ante el Emperador en el momento en que se iba a firmar el tratado de venta de armas por parte de Estados Unidos a Japón. Hace entrega de la espada de Kastumoto al joven gobernante, y le habla de la muerte de su maestro, y de los motivos que le llevaron a luchar hasta el final. Comprendiendo las intenciones del veterano samurai, el Emperador decide por sí mismo: no firma el tratado, y se enfrenta a Omura, disgregando su familia y repartiendo sus riquezas entre el pueblo. Comprende que aunque no puede cerrarse al progreso, tampoco puede renegar del pasado de su país, tal y como Katsumoto quería. Por su parte, Algren regresa a la aldea en las montañas, donde le espera Taka, la cual había llegado a apreciarle
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El capitán Nathan Algren es un hombre a la deriva, atormentado por los remordimientos de las batallas contra los indios norteamericanos. Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria, pero, en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión Estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra en ninguna parte.Recibe la oferta de marchar a Japón para entrenar al inexperto ejército. Se trata de un país en plena restauración Meiji, liderado por un Emperador joven que desea que su país se modernice, influenciado por algunos de sus consejeros, más interesados en el enriquecimiento personal que en el nacional, entre ellos Omura. Uno de sus antiguos maestros y consejeros, el samurai Katsumoto, ha decidido levantarse en armas contra esta súbita revolución cultural, a la que considera negativa para el país y la gente que ama. Contra este antiguo linaje de guerreros, los venerados samurais, que dedicaron sus vidas a servir al Emperador, ha de preparar Algren al ejército, porque a pesar de luchar a la manera tradicional, con espadas y arcos, su valentía y arrojo los convierten en serios oponente frente a las armas de fuego. Algren recibe la orden de marchar contra los enemigos, a pesar de la falta de entrenamiento de las tropas, y de su propia oposición a ello. Durante el primer encontronazo de ambos bandos, Algren se ve rodeado finalmente por un grupo de samurais, a uno de los cuales, Hirotaro, mata en el transcurso del combate. Katsumoto, viendo su valentía, decide mantenerle con vida y llevarle preso a la aldea en las montañas donde vive con su gente. Su intención es mantener al occidental allí para aprender del que es su nuevo enemigo, al menos mientras el invierno y sus nieves le impidan abandonar el pueblo. Algren empieza a vivir con la familia de Hirotaro, su mujer, Taka, y sus dos hijos pequeños. Cuando descubre que ella es la mujer del que mató, empieza a aprender la lengua japonesa para poder expresarle su arrepentimiento. Además, empieza a adiestrarse en la espada junto a los samurais, que finalmente han de reconocer la destreza adquirida. Poco a poco, Algren empieza a comprender a esa gente que él consideraba salvajes, sus motivaciones y su modo de vida, y descubre que ha encontrado allí la paz interior para olvidar sus penas pasadas. Las conversaciones con Katsumoto pasan también de un diálogo de captor a prisionero, a otro entre camaradas, y el capitán norteamericano acaba por unirse al samurai en su lucha. Con la primavera llega una misiva del Emperador instando a Katsumoto a comparecer ante él en palacio. Aunque él intenta hacer entrar en razón a su antiguo alumno, las presiones de los demás consejeros evitan un cambio en la política: el Emperador sabe que se expone a un golpe de estado si se opone a los ricos asesores como Omura. Katsumoto es retenido, pero la intervención nocturna de Algren y los otros samurais consigue liberar al rebelde, al precio de la vida de, entre otros, su hijo. Ahora que la situación ha empeorado, la batalla es ineludible, y los samurais se preparan para luchar en campo abierto contra un ejército mejor preparado que la vez anterior, y equipado con los más modernos cañones y ametralladoras. Algren recibe la armadura de Hirotaro, y una katana con la inscripción Pertenezco al guerrero en que se unen lo antiguo y lo nuevo. A pesar de que el bando de los samurais prepara cuidadosamente su estrategia, y consigue acabar con muchos soldados, como era de esperar la artillería importada hace gran mella en sus filas. Finalmente, sólo unos pocos de ellos quedan en pie, y se lanzan contra los cañones y ametralladoras en un último ataque con el que acabar gloriosamente sus vidas, conservando su honor. Todos son abatidos, y gravemente heridos Algren y Katsumoto se despiden, acabando el japonés con su vida mediante el seppuku, con que puede tener una muerte honrosa ahora que ha perdido la batalla. Nathan Algren se convierte así, de forma simbólica, en El último Samurai. Tras recuperarse de sus heridas, Algren se presenta ante el Emperador en el momento en que se iba a firmar el tratado de venta de armas por parte de Estados Unidos a Japón. Hace entrega de la espada de Kastumoto al joven gobernante, y le habla de la muerte de su maestro, y de los motivos que le llevaron a luchar hasta el final. Comprendiendo las intenciones del veterano samurai, el Emperador decide por sí mismo: no firma el tratado, y se enfrenta a Omura, disgregando su familia y repartiendo sus riquezas entre el pueblo. Comprende que aunque no puede cerrarse al progreso, tampoco puede renegar del pasado de su país, tal y como Katsumoto quería. Por su parte, Algren regresa a la aldea en las montañas, donde le espera Taka, la cual había llegado a apreciarle

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