Todas las palabras conducen a Cali : a propósito del festival internacional de poesía /

De todas las palabras que se condujeron a Cali, las de Omar, Valeria, Juan, Martha, Lucía, Flor, Estefanía, Shara, Natalia, Daniela y Alfredo subieron el borde de los Farallones y se escucharon de viva voz en la Universidad de San Buenaventura Cali: un encuentro nacional de poetas jóvenes; una conversación sobre la extensa trayectoria de Alfredo, los versos de todas y todos, sus poéticas, sus performances; y luego este libro que atesoramos de inmediato como una contribución para que el festival siga extendiéndose.

Fue como un efecto mariposa multiplicado en un estallido de palabras. Fue un septiembre luminoso de sonoridad, de encuentros y abrazos, de la repetición que permiten los mundos virtuales.

Al leer este libro es imposible no sentir el vínculo de quienes amamos la palabra. Leer las cadencias, las imágenes nuevas, el yo y el afuera que resiste; los círculos concéntricos que finalizan en el aquí de la ciudad nombrada; el cuerpo presente o en movimiento; el grito de horror por el mundo lastimado y, por supuesto, los afectos, las afecciones: sentir, percibir, conmoverse, infectarse, humanizarse. El director del festival advierte que el poeta con- serva la conexión con Dios, el tiempo y el cosmos, tan presentes y explícitos hasta hace dos siglos en la poesía; advierte que el poeta, quizás ahora más que nunca, trae el cosmos al cuerpo presente cuando su voz se escucha o se lee; cuando nos permite sentir una totalidad con las pocas palabras que otros escribieron, pero que las asimos y las hacemos nuestras.

Decir festival es decir fiesta, festividad, festón como el que se pone en los barrios populares de Cali en cada Navidad. Gracias al XXIII Festival Internacional de Poesía de Cali y a su director, Omar Ortiz, por permitirle a la San Buenaventura ser una parte importante de este, por invitarnos a la fiesta.
James Rodríguez Calle